Se aleja el riesgo de sequía en la Península de Yucatán
Este año 2022 está iniciando con precipitaciones por arriba del promedio en la Península de Yucatán, lo cual definitivamente se convierte en un factor importante para contrarrestar la afectación de algún tipo de sequía en la zona. También podría disminuir el riesgo de una temporada de incendios con características peligrosas.
De acuerdo con información estadística del Centro Hidrometeorológico Regional Mérida de CONAGUA, las lluvias del pasado mes de enero superaron el promedio mensual en el estado de Yucatán en un 16.3 %, en el estado de Quintana Roo se tuvo 11.3 % más de lo normal, mientras que en Campeche se tuvo un 8.8 % sobre el promedio mensual. Esto después de un diciembre de 2021 anormalmente seco y caluroso.
Sin embargo, este mismo organismo gubernamental en su último reporte hidrometeorológico indica que en lo que va de febrero se está superando en un 115.7 % el promedio de lluvia para el mes en curso en Yucatán. Así mismo en el estado de Campeche se está superando el promedio en un 74.3 %, y en Quintana Roo un 47.3 %. Las lluvias por arriba de lo normal están asociadas principalmente a la afectación de frentes fríos en la zona del Golfo de México y Península de Yucatán.
En este sentido, el monitor de sequía de México generado por el equipo de climatología del Servicio Meteorológico Nacional, señala en su última actualización que no existe ningún tipo de sequía en los 3 estados de la Península de Yucatán. Solamente algunas reducidas zonas aisladas presentan un estatus anormalmente seco, comparado con lo ocurrido a finales de 2021 cuando se tenía una gran extensión del territorio peninsular anormalmente seco, e incluso con sequía moderada al sur de Quintana Roo.
Buenas noticias para el campo
Las lluvias por encima de lo normal que se están dando desde enero, definitivamente vienen a ayudar al campo en la zona de la Península de Yucatán; particularmente por representar una ayuda para resistir el periodo de disminución natural de lluvias que se da en los meses de marzo y abril, reduciendo las probabilidades de la afectación de alguna sequía, antes del inicio de la temporada de lluvias a finales de mayo. De la misma manera, el riesgo de tener una temporada de incendios intensa disminuiría por una vegetación que no sería tan seca por efecto de estas lluvias.