El frente frío…¿si está frío?
Cuando escuchamos que un frente frío está por llegar, al instante pensamos en el escenario: pan dulce, pijamas largas, chocolate caliente y el tan amado cobertor de tigre. Llega el día, se suelta la tormenta, pero al minuto ya estamos sudando debajo de nuestro cobertor y ¡oh sorpresa! En realidad no hay tanto frío. ¿Por qué pasa esto?
Primero debemos explicar que los frentes fríos se originan por masas de aire, cuyas características se moldean desde la zona en la que se originan y por dónde se mueven. La intensidad de un frente frío depende del tipo de masa de aire que la impulse. Existen varios:
- MASA DE AIRE MARÍTIMO POLAR: Se forma en el norte del Océano Pacifico. Muchas veces se topa con las Montañas Rocallosas al occidente de Estados Unidos. En ocasiones, logran pasar esta zona, pero al moverse van perdiendo intensidad y genera frentes débiles que llegan al golfo. Su temperatura de afectación en la Península desciende entre 10 y 15 grados Celsius.
- MASA DE AIRE POLAR CONTINENTAL: Es la más común y la que genera la mayoría de frentes fríos que llegan a la Península de Yucatán. Se origina en Canadá y al norte de Estados Unidos, así como, en algunas ocasiones, desde Siberia, Rusia. Su temperatura de afectación en la Península desciende entre 5 y 10 grados Celsius.
- MASA DE AIRE POLAR ÁRTICA. Se forman en Polo Norte. Su llegada a la Península es rara, pero cuando ocurre, generan nortes violentos y temperaturas extremadamente frías bajando hasta los 0 grados Celsius.
Cada temporada, entre octubre y marzo llegan unas 20 o 21 masas de aire y, por lo tanto, frentes fríos, siendo enero y febrero los meses en los que más llegan a la zona.
¿Qué es un frente frío?
Imaginemos que hay una guerra meteorológica. ¿Los combatientes? Un frente frío y un frente cálido, que generan una frontera donde se dividen esas dos masas de aire. Al ser más denso, el aire frío siempre va a ganar.
Ese choque entre masas de aire, ocasiona que el aire cálido suba, se condense y genere precipitación. Es justo en esa línea de choque es donde también puede haber tormentas eléctricas y viento. Una vez que el frente frío cruza la línea frontal, entonces llega la masa de aire para cubrir la zona, lo que ocasiona el descenso de las temperaturas.
Eso sí: no siempre genera frío porque en ocasiones la masa de aire se estaciona o se disipa. De esta forma, aunque el choque de temperaturas genere inestabilidad, los efectos de la masa de aire pueden no ser notorios.
En la Península, el riesgo principal de los frentes fríos es para la navegación, porque favorece el evento de norte con vientos que alcanzan hasta 70 – 80 km/h, una fuerza de tormenta tropical. Por su parte, el oleaje se incrementa hasta 3 o 4 metros. De ahí que se paralicen todas las actividades náuticas, lo que representa un impacto en la economía al afectar la pesca e incluso de la navegación recreativa.
Este fenómeno meteorológico, también puede generar inundaciones, como ha ocurrido en Tabasco y Campeche. Además, incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias.
Los efectos pueden notarse antes, durante o después e incluso, en el caso de los frentes estacionarios, en los que ni el aire caliente ni el frío ganan terreno, los chubascos duran varios días en la zona.
Como referencia, en las cartas meteorológicas, un frente frío se representa con una línea azul con triángulos a modo de banderines.
¿Por qué algunas zonas se ven más afectadas?
Como ya mencionamos, las masas de aire frío se modifican de acuerdo a la zona en la que están. Mientras se mantengan al norte conservan su intensidad; conforme se van moviendo hacia el sur, se debilitan.
Por eso en Estados Unidos y Canadá, así como el norte de México se ven más afectados. Cuando llegan al Golfo de México, su calor hace que esas masas de aire se entibien y a nuestra zona llegan modificadas. Incluso ya en la región, impactan con mayor intensidad y frecuencia la parte norte de la Península.