Determinan la temperatura del cráter Chicxulub que dejó el asteroide que extinguió a los dinosaurios
Un grupo de investigadores ha determinado mediante un “paleotermómetro” la temperatura del cráter de Chicxulub justo después de que el asteroide que mató a los dinosaurios lo creara hace 66 millones de años. Revivieron la historia de ese momento que cambió por completo al planeta. Según un estudio publicado el 11 de enero en la revista PNAS Nexus, las rocas muestreadas en el interior del cráter alcanzaron unos 330 ºC a finales del período Cretácico, hace entre 145 y 66 millones de años.
La nueva investigación también sugiere que el impacto del asteroide no liberó tanto dióxido de carbono como se pensaba, lo que podría cambiar la forma en que los científicos consideran el evento de extinción masiva que siguió, tal como lo refiere Live Science. El cráter de Chicxulub se formó cuando una roca espacial de 12 kilómetros de ancho y que viajaba a unos 43.000 km/h chocó contra la Tierra, creando un cuenco de unos 200 kilómetros de ancho en lo que hoy es el Golfo de México.
Las violentas olas del tsunami ayudaron a rellenar la mayor parte del cráter con sedimentos en los minutos y horas posteriores al impacto, y luego quedó enterrado bajo capas de roca depositadas en los millones de años transcurridos desde el impacto.
El autor principal del estudio, Pim Kaskes, geólogo de la Universidad Libre de Bruselas, explicó que “no es tan fácil acceder a él, pero, por otro lado, está muy bien conservado. Sólo hay que encontrar las rocas adecuadas, el material apropiado, y aplicar las técnicas adecuadas para desentrañar sus misterios”.
La química del paleotermómetro
El equipo de investigadores estudiaron muestras tomadas en el año 2016 en la región del anillo del pico del centro del cráter. Aplicaron a las rocas una termometría de isótopos agrupados de carbonato, o “paleotermómetro”. Este método reconstruye temperaturas antiguas detectando la abundancia de los enlaces isotópicos pesados de carbono-13 y oxígeno-18 en minerales de carbonato.
La temperatura generada inicialmente por el impacto del asteroide habría sido de entre miles y decenas de miles de grados Celsius, pero Kaskes señaló que no podían medirla porque esas rocas probablemente estaban vaporizadas. Sin embargo, sí pudieron buscar las temperaturas registradas en las rocas justo después del impacto inicial.
Estas observaciones tienen importantes implicaciones climáticas para el evento de extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, ya que los modelos numéricos actuales probablemente sobreestiman la liberación de dióxido de carbono (CO2) del evento de impacto de Chicxulub.
El valor obtenido de 333 °C, provino de rocas recolectadas a más de 700 metros debajo del fondo del océano. Después del impacto del asteroide, estas rocas estaban mucho más calientes que la temperatura máxima del océano del Cretácico tardío de unos 35,5 °C y lo que los investigadores esperarían del entierro y la actividad hidrotermal conocida debajo del cráter, en el rango de 50 a 200 °C, sugiriendo que algo más estaba sucediendo.
“Si tienes temperaturas por encima de ese rango y los valores isotópicos se encuentran fuera de los valores hidrotermales conocidos, lo más probable es que haya otro proceso involucrado”, dijo Kaskes.
Se liberó menos CO2 del que se pensaba
El segundo proceso involucrado puede haber sido una descarbonatación térmica y una rápida reacción inversa, en la que el óxido de calcio altamente reactivo se recombina con el dióxido de carbono liberado de la roca vaporizada, formando nuevos cristales de carbonato de calcio, según Kaskes y su equipo. Si ese es el caso, entonces entró en la atmósfera menos dióxido de carbono de lo que se pensaba anteriormente después del impacto del asteroide porque una gran cantidad se reutilizó rápidamente para producir carbonato de calcio.
Esta evidencia lleva a pensar que menos dióxido de carbono en la atmósfera podría haber reducido el calentamiento global y la acidificación de los océanos durante la posterior extinción masiva que mató al 75 % de todas las especies, incluidos los dinosaurios no aviares, aunque los investigadores todavía están debatiendo cómo cambió el clima al final del Cretácico, tal como relata Live Science.
El “paleotermómetro” utilizado en la nueva investigación arroja luz sobre los acontecimientos ocurridos hace 66 millones de años. También se puede aplicar a otros cráteres de impacto en todo el mundo, lo que abre oportunidades para aprender más sobre los impactos de asteroides. Conocer en detalle cómo funcionan estos procesos es crucial para que se pueda comprender la historia de nuestro planeta y la historia de nuestra especie. Pero también es una evidencia de que somos mucho más vulnerables a las fuerzas del universo de lo que nosotros creemos.